"We know why you fly." Es el slogan de American Airlines, evidentemente saben que hoy en día volar es una necesidad, sobretodo porque es la mejor opción costo/beneficio para llegar a casi cualquier parte del planeta. Parece ser que como ellos saben que nos guste o no algún momento dependeremos de la Aerolínea Americana, los espacios en las cabinas son cada vez más reducidos, los asientos no se inclinan como antes y cuando llega la comida hay que resignarse y conformarse con que “al menos no hará daño” pero bueno, primero está la seguridad y la probabilidad de llegar a tiempo. Después la esperanza de que la maleta no se haya perdido, lo cual no es nada simpático y que si se perdió, llegue completa. En un vuelo desde Santiago de Chile a EEUU, las horas son eternas, es como si no se acabaría nunca, sentado en una silla con el espaldar a 90 grados, con el murmullo incesante de las turbinas, tratando de mirar una película en un monitor casi tan pequeño como el de mi computadora, luego de leer y releer la misma revista y el mismo libro, en una posición en la que el cuello se tensa y las vertebras se comprimen, mientras una azafata bastante entrada en años (parecería que participo en el vuelo inaugural el 25 de Enero de 1930), te mira con cara de pocos amigos para que no te atrevas a pedirle una bebida adicional. De todas maneras el único premio que existe mientras pasas esas horas allá arriba es que te toque ventana y que de pronto haya una buena oportunidad de tomar un par de fotos.
