El sábado pasado, visité el nuevo campus de la Adolfo Ibañez en un sitio que se llama Peñalolén (Santiago-Chile). Me sorprendió muy positivamente el criterio de los Arquitectos a la hora de diseñar el edificio de Posgrados, no se pelearon con la topografía ni con la naturaleza; simplemente adaptaron el edificio a las formas de la cordillera y fundieron su arquitectura con el ecosistema de la zona.
El terreno bastante pendiente y quebrado y la naturaleza árida con abundantes árboles espinosos y secos, podría ser entendida como triste o podría dar una sensación de abandono. Aquí eso no sucede, las curvaturas de los volumenes del edificio producen espacios acogedores y cálidos que invitan a quedarse y a pensar.
Estoy seguro de que estudiar en ese edificio debe ser un placer. Lo negativo: la distancia, para un estudiante extranjero implicaría vivir en el barrio contiguo (que no es muy seguro) o comprar un automovil para ir y venir con la flexibilidad que exige los estudios de maestría.
Pero bueno, hablo desde la envidia para con los de la siguiente promoción, nada es perfecto, sin embargo, estudiar en Viña del Mar (como lo estoy haciendo este momento) también tiene su lado agradable y sigue confirmándome que haber venido y estar aquí fue siempre una excelente decisión.
Muchas gracias Arissa, Kaori y Diego!!!.
